El Director de la AEPD ha hecho interesantes declaraciones en la inauguración de un curso sobre nuevas tecnologías  de la información y protección de datos

La semana pasada, José Luis Rodríguez Álvarez, director de la Agencia Española de Protección de datos (AEPD), inauguró un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander.

Bajo el título «Protección de datos y nuevas tecnologías», dicho curso ha tenido como fin exponer, analizar y debatir algunos de los principales retos del derecho fundamental de protección de datos en nuestra sociedad, en la que que se hace un uso cada vez mayor de la información de carácter personal.

En su conferencia inaugural Rodríguez Álvarez ha tratatado temas de gran interés y ha destacado la importancia de buscar soluciones constructivas que permitan «conciliar los beneficios de la evolución tecnológica con preservar los derechos y libertades individuales». También ha señalado el refuerzo de las garantías como la receta principal para afrontar los crecientes riesgos para la privacidad.

El director de la AEPD ha puesto de relieve que durante los últimos tres años se ha generado tanta información como en toda la historia de la humanidad lo que, unido a una capacidad de análisis y de recabación de información personal sin precedentes, puede conllevar graves riesgos para la privacidad. A este respecto, se ha referido a la explotación de los datos masivos, el big data, que ha calificado como «nueva revolución»

«El big data se emplea principalmente para hacer predicciones, tratando aspectos referentes a qué está ocurriendo o qué va a ocurrir pero no por qué se han producido o van a producir. Con ello se pueden extraer conclusiones sobre individuos, señalar su tendencia a realizar determinadas conductas, o predecir su probabilidad de encontrarse en determinados estados, como situaciones económicas o enfermedades, entrañando un alto riesgo de discriminación».

Para terminar destacar que Rodríguez Álvarez ha asegurado que parte de estos problemas pueden controlarse a través de técnicas de anonimización, entendiendo por las mismas aquellas dirigidas a impedir irreversiblemente la identificación de las personas sobre las que se tratan los datos y, por tanto, mitigan  los riesgos.