Un escándalo como el de Ashley Madison supondría una verdadera pesadilla para cualquier empresa. Se habla de dimisiones, denuncias y hasta suicidios

El escándalo de Ashley Madison, la web de contacto para infieles, es día sí y día también noticia. En Avid Life Media, la empresa propietaria, no se gana para disgustos, pues las nefastas consecuencias del ciberataque no parecen tener límites.

Los ciberdelincuentes, que se hacen llamar Impact Team, hicieron públicos, primero en internet oscuro y después subiendo un archivo descargable por Bittorrent, los datos de los 37 millones de usuarios de la Web. Entre otros, se hallan los siguientes: direcciones de correo electrónico, los datos del perfil, fotos y direcciones postales.
También se subieron los datos de otro portal de la misma empresa, este destinado a poner en contacto a mujeres con hombres ricos.

Ello les ha supuesto una pérdida de prestigio prácticamente absoluta,los usuarios están indignados y sufriendo las consecuencias de que esta clase de datos tan delicados se haya hecho publica. Incluso han llegado a vincularse varios suicidios de sus usuarios con esta fuga de información. Esto ha llevado a la dimisión a uno de sus fundadores y CEO, Noel Biderman.

En Estados Unidos un hombre ha interpuesto una demanda judicial contra la empresa, ya que considera que no se protegió la información adecuadamente y alega que todo lo acontecido ha terminado por provocarle angustia emocional. Muchos predicen que esta demanda terminará por tornarse colectiva.

Mantiene el dicho que no se aprende en cabeza ajena, sin embargo, los males de Ashley Madison debería dar qué pensar a muchos. Ya que es un error muy frecuente el de restar importancia a las medidas de protección de los datos. Particulares y empresas, a menudo, se creen a salvo de los cibercriminales y prefieren invertir su tiempo y dinero en otras cosas que aparentemente aportan un mayor beneficio. Sin embargo, tomar esa postura puede traer consigo catastróficas consecuencias, incluso la ruina.

Ninguna empresa o particular, están a salvo de la atención de los hackers y mucho menos en nuestro país, dado que es el tercero del mundo que más ciberataques recibe. En 2014 se registraron aproximadamente la friolera cantidad de 70.000 agresiones cibernéticas en España.

Las consecuencias de un ciberataque no rechazado dependerán de distintos factores tales como el alcance del cibercrimen, la actividad, la información afectada (que no tiene por qué ser tan peliaguda como la de Ashley para que salga muy cara), si se habían realizado copias de seguridad de la misma, la detección temprana del mismo, si se cuenta con un protocolo establecido para estos casos y los fondos con los que contemos para asumir los perjuicios.

Es importante tener presente que estos ataques no deben preocupar a las empresas sólo por los costes directos que puede suponer la pérdida de datos o la restauración del sistema informático, sino que también es frecuente sufrir otras consecuencias tales como la pérdida de prestigio, las imposición de sanciones por parte de la Agencia de Protección de Datos o, incluso, ser llevada ante los tribunales. Bien lo han aprendido en Ashley Madison.

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Si además se es autónomo, empresa, comunidad de propietarios o cualquier otra entidad incluidas en el ámbito de la LSSI o la LOPD es fundamental tomar las medidas que ambas leyes y la normativa de desarrollo imponen. Ello quizá puede hacerle sentirse sobrepasado, pues no es tarea sencilla ni libre de tecnicismos. En tal caso, es recomendable contactar con profesionales que le ayuden a adecuarse a la legislación.
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